
Coyllur

Coyllur es una de las deidades más importantes y complejas de la mitología inca. Representaba una fuerza primordial, una conexión intrínseca entre el mundo celeste y el terrestre, y se le atribuían poderes relacionados con la fertilidad, el amor, y la belleza. Su culto se extendió por todo el vasto imperio inca, y aunque su influencia disminuyó con la llegada del cristianismo, ha mantenido una presencia significativa en la cosmovisión de los pueblos andinos, especialmente en las regiones de Cusco, Machu Picchu, y Pachamacú. Este artículo explorará la historia, el culto, y la importancia de Coyllur en la cultura inca, examinando las evidencias arqueológicas, las referencias en las fuentes literarias, y la persistencia de su leyenda en la actualidad.
Este artículo se propone ofrecer una visión exhaustiva de la figura de Coyllur, analizando las múltiples facetas de su culto y su impacto en la sociedad inca. Se abordarán aspectos como su relación con el planeta Venus, su papel en la agricultura, su historia de amor con Oyllantay, y su representación en diversas formas de arte y ritual. Se analizarán las interpretaciones de los estudiosos, así como las perspectivas de las comunidades andinas que continúan venerándola. El objetivo es proporcionar una comprensión profunda de la importancia de Coyllur como una de las deidades más influyentes de la civilización inca.
Orígenes y Relación con Venus
Coyllur se considera una de las deidades más antiguas del panteón inca, y su origen se remonta a tiempos precolombinos, posiblemente a la época de la cultura Wari. La conexión más significativa de Coyllur es su relación con el planeta Venus, que en la mitología inca era conocido como Inti Watana Pacha, "El Sol Naciente del Mundo". Se creía que Venus, al moverse por el cielo, era la manifestación física de Coyllur, y que su ciclo de movimiento influía directamente en los ritmos de la naturaleza y en los ciclos de vida y muerte. La observación del movimiento de Venus era crucial para la planificación agrícola, ya que se le atribuían poderes para asegurar la fertilidad de la tierra y el buen rendimiento de los cultivos.
La asociación de Coyllur con Venus se basa en la observación astronómica de la estrella brillante que aparece en el cielo nocturno, especialmente durante los meses de verano. Esta estrella, que a menudo se identificaba con la diosa, era considerada un símbolo de esperanza, prosperidad, y buena fortuna. Los sacerdotes inca realizaban ceremonias y rituales para honrar a Coyllur y pedirle su favor, utilizando ofrendas como flores, animales, y textiles. La precisión de la observación de Venus era fundamental para la calendarización y la organización social de los inca.
El Culto a Coyllur en la Sociedad Inca
El culto a Coyllur era una parte integral de la vida cotidiana de los inca. Su culto no se limitaba a los templos y santuarios, sino que se extendía a todos los ámbitos de la vida social, económica y política. Coyllur era venerada como la protectora de la fertilidad, el amor, la belleza, y la prosperidad, y sus seguidores creían que su favor garantizaba el éxito en la agricultura, el comercio, y las relaciones personales. El culto a Coyllur estaba estrechamente ligado a la cosmovisión inca de la dualidad, la oposición entre la luz y la oscuridad, el bien y el mal, el cielo y la tierra.
Los sacerdotes inca, pertenecientes a la clase alta de la sociedad, eran los encargados de administrar el culto a Coyllur. Realizaban ceremonias rituales, ofrecían ofrendas a la diosa, y interpretaban sus señales y presagios. Estas ceremonias, que a menudo incluían música, danza, y sacrificios, se llevaban a cabo en templos dedicados a Coyllur, como el templo de Ccori en Cusco. La precisión y la ortodoxia en la realización de estos rituales eran cruciales para mantener el favor de la diosa y asegurar su protección.
La Historia de Amor: Coyllur y Ollantay

La historia de amor entre Coyllur y Oyllantay es una de las narrativas más importantes del mito inca. Oyllantay era un joven guerrero, hijo del Sapa Inca Huayna Capac, y su historia de amor con Coyllur representa la perseverancia, el amor verdadero, y la conexión entre el mundo humano y el divino. Según la leyenda, Oyllantay se enamoró perdidamente de Coyllur, y a pesar de las advertencias de los sacerdotes, se acercó a la diosa para obtener su favor.
La historia relata que Coyllur, conmovida por la devoción de Oyllantay, le concedió su amor y le reveló secretos sobre el mundo y el universo. Sin embargo, la relación entre los dos amantes no estuvo exenta de dificultades, ya que Coyllur exigía sacrificios y ofrendas para mantener su favor. La historia simboliza la lucha entre el amor y la obligación, la pasión y la razón, y la necesidad de hacer sacrificios por el amor. El nacimiento de Ima Sumac de esta unión, representa la continuidad de la vida y la conexión entre el mundo terrenal y el divino.
El Nacimiento de Ima Sumac y la Continuidad del Mito
El nacimiento de Ima Sumac de la unión entre Coyllur y Oyllantay es un evento central en la mitología inca. Ima Sumac, que significa "Hija de la Cumbre", se convirtió en la sucesora de Oyllantay como gobernante de Machu Picchu. Este nacimiento simboliza la continuidad del linaje real inca, la conexión entre el mundo humano y el divino, y la promesa de prosperidad y buena fortuna. La leyenda de Ima Sumac se convirtió en un mito fundacional para la ciudad de Machu Picchu, y su culto se integró en la cosmovisión inca.
La historia de Ima Sumac también se utiliza para explicar la importancia de la agricultura y la fertilidad. Se creía que Ima Sumac era la encargada de asegurar la abundancia de los cultivos y el bienestar de la comunidad. Su culto se asociaba con la veneración de la tierra y los ciclos agrícolas. La leyenda de Ima Sumac se transmitía oralmente de generación en generación, y se convertía en un elemento fundamental de la identidad cultural de los habitantes de Machu Picchu.
Coyllur en el Contexto de Otras Deidades Andinas
La figura de Coyllur no es única en la mitología andina. En otras culturas inca vecinas, como los Wari y los Tiwanaku, existían deidades similares que representaban el sol, la luna, y las estrellas. La deidad Coyllur se asemejaba a estas deidades, y compartía con ellas características comunes, como la asociación con la luz, la fertilidad, y la protección.
En la mitología Wari, la deidad Inti representaba el sol y la luz, mientras que Coyllur representaba la luna y las estrellas. Ambas deidades eran consideradas como creadoras del mundo y protectoras de la humanidad. En la mitología Tiwanaku, la deidad Paititi representaba la luna y el agua, y también se le atribuían poderes de fertilidad y protección.
El Legado de Coyllur en la Cultura Inca
A pesar de la llegada de los españoles y la imposición del catolicismo, la figura de Coylurr continuó siendo venerada por los inca y sus descendientes. La deidad se integró en la cosmovisión católica, y se le atribuyeron poderes de protección y buena fortuna. La imagen de Coyllur se convirtió en un símbolo de la identidad cultural inca, y se conservó en la memoria colectiva de la región.
La figura de Coyllur también se utilizó para explicar fenómenos naturales, como las estaciones del año, los eclipses, y las tormentas. Su culto se convirtió en un elemento fundamental de la identidad cultural de la región, y se transmitió de generación en generación. La memoria de Coyllur sigue viva en la región, y su legado se conserva en la cultura y la tradición de la región.
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