Ilustración vintage sobre lienzos muestra Japóns rica mitología

Mitología Japonesa

ÍNDICE

La mitología japonesa es un complejo sistema de creencias y tradiciones que ha moldeado profundamente la cultura y la identidad del Japón a lo largo de los siglos. Se basa en una rica y variada colección de relatos, leyendas y rituales que se remontan a la antigüedad, y que se caracterizan por la veneración de los kami, espíritus que habitan en la naturaleza, los antepasados y los objetos sagrados. Esta mitología no es un conjunto monolítico, sino más bien una red interconectada de historias y creencias que han evolucionado y se han adaptado a lo largo del tiempo, reflejando los cambios sociales, políticos y religiosos del Japón. Este artículo explorará los elementos centrales de la mitología japonesa, desde sus orígenes en la creación del mundo hasta sus manifestaciones en la religión sintoísta y budista, y su influencia en el arte, la literatura y la cultura popular.

Este artículo se propone ofrecer una visión exhaustiva de la mitología japonesa, analizando sus principales componentes, sus influencias y su relevancia en la historia y la cultura del Japón. Se abordarán temas como la creación del mundo, la genealogía de los emperadores, la figura de los kami, los monstruos míticos, los rituales religiosos y la interacción entre el sintoísmo y el budismo. Además, se examinarán las diversas interpretaciones y adaptaciones de la mitología japonesa a lo largo del tiempo, y su impacto en la identidad nacional y el pensamiento japonés. El objetivo es proporcionar una comprensión profunda y accesible de esta fascinante tradición, que sigue siendo relevante en la actualidad.

Orígenes y la Creación del Mundo

La mitología japonesa se basa en una cosmogonía compleja que describe la creación del mundo a partir del caos primordial. La narrativa central se encuentra en el Kojiki (Registro de los Hechizos) y el Nihon Shoki (Libro del Registro del País), dos textos históricos y míticos que se consideran las fuentes primarias de la mitología japonesa. Estas obras relatan la creación del universo a partir del océano primordial, Ourochi, y la posterior división del mundo entre los dos dioses primordiales, Izanagi y Izanamí.

Antes de la creación del mundo, existía solo Ourochi, un océano infinito y caótico. Para dar forma a este caos, Izanagi y Izanamí se bañaron en este océano, pero el agua salada que se derramaba de sus cuerpos formó las islas del Japón. Estos dos dioses, considerados hermanos, se comprometieron a limpiar el océano y a dar forma a un nuevo mundo. Este acto de limpieza, conocido como harae, era un ritual fundamental en la cosmogonía japonesa, destinado a purificar el mundo y a establecer el orden.

La división del mundo entre Izanagi e Izanamí fue un acto crucial. Izanagi, el dios masculino, se quedó en la parte oriental del océano, mientras que Izanamí, la diosa femenina, se dirigió al oeste. Su tarea era dar forma a las islas y a los seres vivos. Durante este proceso, Izanamí se transformó en Ama-tsukuyomi, el dios del sol, y Izanagi se convirtió en Tsukuyomi, el dios de la luna. Esta división no solo creó las islas, sino que también estableció las bases para la estructura del universo y la relación entre los dioses y los humanos.

Los Dioses Primordiales y los Kami

Los kami son la piedra angular de la mitología japonesa. No son dioses en el sentido occidental del término, sino más bien espíritus o fuerzas vitales que habitan en todas las cosas: la naturaleza, los antepasados, los objetos sagrados, e incluso los seres humanos. Son considerados la fuente de toda creación y de toda vida. La palabra kami en sí misma significa "lo sagrado" o "lo que se venera".

La creación de los kami se atribuye a Izanagi e Izanamí, quienes, como se mencionó anteriormente, fueron los dioses primordiales. A medida que limpiaban el océano, generaron una miríada de kami, cada uno asociado a un aspecto particular del mundo. Algunos kami se asociaban con elementos naturales como el sol, la luna, el agua, el fuego, el viento, la tierra, y los bosques. Otros se asociaban con conceptos abstractos como la fertilidad, la guerra, la curación, y la sabiduría.

La relación entre los kami y los humanos es compleja y multifacética. Los humanos podían apelar a los kami para obtener su favor, pero también podían ofenderlos con sus acciones. La veneración de los kami se realizaba a través de rituales, ofrendas y la construcción de santuarios, conocidos como jinja. Estos santuarios eran considerados las puertas de entrada a la presencia de los kami, y eran lugares de encuentro entre el mundo humano y el mundo espiritual.

La Creación de los Humanos y el Ritual del Harae

Ilustración vintage sobre lienzo de civilización y mitología japonesas. La representación incluye deidades (dioses), kami (espíritus o fantasmas) y la historia del folclore japonés.

La creación de los humanos en la mitología japonesa es un relato complejo y a menudo contradictorio. Según la tradición, los primeros humanos fueron creados a partir del sudor y la sangre de Izanagi e Izanamí durante el ritual del harae. Este ritual, fundamental para la cosmogonía japonesa, consistía en la purificación del mundo y la eliminación de los defectos que surgían de la creación.

El harae se realizaba para eliminar el kegare, una energía impura que se acumulaba a través de la muerte, la enfermedad, el nacimiento y otras experiencias negativas. Esta energía kegare era considerada peligrosa y contaminante, y su eliminación era esencial para mantener el equilibrio del mundo. Durante el harae, Izanagi e Izanamí se besaban, y de este beso brotaron los primeros humanos, que fueron llamados Ohkami (primeros humanos).

Sin embargo, los primeros humanos eran considerados impuros y contaminados por el kegare. Para purificarlos, fueron arrojados al fuego, lo que los transformó en los humanos modernos. Este relato de la creación es una representación simbólica del proceso de purificación y la necesidad de la humanidad de superar sus imperfecciones. También refleja la importancia de la fertilidad y la renovación en la cultura japonesa.

Los Emperadores y la Descendencia Divina

La mitología japonesa está profundamente ligada a la historia de los emperadores del Japón. La tradición imperial japonesa afirma que los emperadores son descendientes directos de Amaterasu-ōmikami, la diosa del sol, y que su legitimidad se basa en su conexión divina. Amaterasu-ōmikami es considerada la deidad más importante del panteón japonés, y su santuario, el Ise Jingu, es el santuario más sagrado del Japón.

La leyenda cuenta que Amaterasu-ōmikami residía en el Ise Jingu y que su poder y su influencia se extendían por todo el Japón. Los primeros emperadores, según la tradición, descendían directamente de ella, y su papel era mantener el equilibrio entre el mundo divino y el mundo humano. Esta conexión divina otorgaba a los emperadores un estatus especial y les confería autoridad sobre el pueblo.

La legitimidad de la dinastía imperial se basaba en la creencia de que los emperadores eran los guardianes de la mitama, las almas de los antepasados y de los objetos sagrados. Los emperadores eran responsables de proteger estas almas y de asegurar su bienestar, y a cambio, recibían su favor y protección. Esta relación simbiótica entre los emperadores y los kami era fundamental para la estabilidad y la prosperidad del Japón.

Los Monstruos Míticos: Orochi y Ryūjin

Ilustración vintage sobre lienzo de criaturas míticas, incluyendo Orochi y Ryūjin en folklore japonés - dioses, kami, e historia.

La mitología japonesa está poblada de una variedad de monstruos míticos, que representan fuerzas caóticas y peligrosas que deben ser combatidas para mantener el orden y la armonía del mundo. Uno de los monstruos más famosos es Orochi, un dragón de ocho cabezas que representa el caos y la destrucción.

Orochi fue creado por Izanagi e Izanamí como un desafío para los humanos. Se decía que Orochi podía destruir los tesoros y las vidas de los hombres, y que solo podía ser derrotado por Susano-ō, el dios de la tormenta. La batalla entre Orochi y Susano-ō es una de las historias más importantes de la mitología japonesa, y simboliza la lucha entre el orden y el caos.

Otro monstruo mítico importante es Ryūjin, el dios del mar. Ryūjin es una figura compleja, a veces representada como un dios benevolente y otras como un ser vengativo. Se dice que Ryūjin controla las mareas, los tifones y las criaturas marinas, y que puede ser tanto un aliado como un enemigo de los humanos. La veneración de Ryūjin era especialmente importante para los pescadores y los marineros.

Los Santuarios Jinja y los Rituales Sintoístas

Ilustración vintage sobre lienzo mostrando mitología japonesa, representando dioses, kami (espíritus) e historia.

Los santuarios jinja son el corazón de la religión sintoísta, que es la religión indígena del Japón. Estos santuarios son lugares sagrados donde se veneran los kami y donde se realizan rituales para mantener su favor y proteger a los fieles. Cada jinja tiene su propio shintō (objeto sagrado) que alberga el espíritu del kami.

Los rituales sintoístas son variados y complejos, y están diseñados para establecer una conexión entre el mundo humano y el mundo espiritual. Algunos de los rituales más comunes incluyen la ofrenda de alimentos y bebidas a los kami, la limpieza y la decoración del santuario, y la realización de ceremonias para celebrar eventos importantes como el nacimiento, el matrimonio y la muerte.

La arquitectura de los jinja es también un aspecto importante de la religión sintoísta. Los santuarios suelen estar construidos en lugares naturales, como montañas, bosques o ríos, y están diseñados para crear un ambiente de paz y armonía. La construcción de los jinja es un proceso ritualizado que implica la participación de sacerdotes y de los miembros de la comunidad.

La Interacción entre Sintoísmo y Budismo

Ilustración vintage sobre lienzo de dioses Shinto-Buddhist y héroes en la mitología japonesa. Este breve extracto habla de la interacción entre el Sintoísmo ( budismo zen japonés) y el budismo (incluyendo filosofías tibetanas y mahayanas), como lo demuestran las criaturas y figuras míticas de Japón como Amaterasu, Susanoo, Inari y muchos más.

A lo largo de la historia del Japón, el sintoísmo y el budismo han interactuado de manera compleja y a menudo conflictiva. El sintoísmo, con su énfasis en la veneración de los kami y la pureza ritual, y el budismo, con su énfasis en la iluminación y la vida después de la muerte, eran dos religiones distintas, pero que se complementaban en muchos aspectos.

Inicialmente, el budismo fue recibido con escepticismo por parte de la élite sintoísta, pero gradualmente ganó aceptación, especialmente a través de la influencia de figuras como Prince Shotoku, quien promovió la adopción del budismo como una forma de fortalecer el estado. Con el tiempo, las dos religiones se fusionaron, dando lugar a una forma de religión sincrética que es única del Japón.

Esta fusión se manifestó en la práctica de venerar a los kami dentro de los templos budistas, y en la práctica de realizar rituales sintoístas en los templos budistas. También se manifestó en la adopción de elementos de ambas religiones en la arquitectura, el arte y la literatura. La interacción entre sintoísmo y budismo es un ejemplo de la capacidad del Japón para absorber y adaptar ideas y tradiciones extranjeras.

Resumen

La mitología japonesa es un sistema de creencias rico y complejo que ha moldeado profundamente la cultura y la identidad del Japón. Se basa en la veneración de los kami, espíritus que habitan en la naturaleza, los antepasados y los objetos sagrados, y se caracteriza por una rica colección de relatos, leyendas y rituales. Desde la creación del mundo a partir del océano primordial, hasta la lucha contra monstruos míticos y la veneración de los emperadores, la mitología japonesa ofrece una visión única del origen del mundo y de la humanidad.

La figura central de la mitología japonesa es Amaterasu-ōmikami, la diosa del sol, cuyo linaje real se considera el fundamento de la dinastía imperial japonesa. Los rituales sintoístas, realizados en los santuarios jinja, son fundamentales para mantener el favor de los kami y para proteger a los fieles. La interacción entre sintoísmo y budismo, a lo largo de la historia del Japón, ha dado lugar a una forma de religión sincrética que es única y profundamente influyente.

La mitología japonesa no es solo un conjunto de historias, sino también un reflejo de los valores y las creencias de la sociedad japonesa. Enfatiza la importancia de la armonía, el respeto por la naturaleza, la veneración de los antepasados y la búsqueda de la pureza. A pesar de los cambios sociales y políticos que han afectado al Japón a lo largo de los siglos, la mitología japonesa sigue siendo una fuente de inspiración y de identidad para muchos japoneses. Su legado se puede apreciar en el arte, la literatura, la música y la cultura popular del Japón, y continúa siendo estudiada y admirada en todo el mundo. La mitología japonesa, con su rica historia y su profunda sabiduría, ofrece una ventana a la mente y al corazón de una de las culturas más fascinantes del mundo.

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